La maternidad tardía es una tendencia creciente a nivel mundial: actualmente el 30% de las mujeres que inician tratamientos de fertilización asistida tienen más de 40 años mientras que hace una década atrás ese cifra llegaba al 22%.

  Esta realidad social determinada por una multiplicidad de factores socioculturales y económicos plantea desafíos a los equipos de salud especializados en reproducción humana ya que deben brindar soluciones para combatir una realidad fisiológica innegable: la capacidad reproductiva de la mujer decae de una manera acentuada a partir de los 37 años. 

De hecho, la probabilidad estadística anual de embarazo   disminuye del 73 al 61% entre los 30 y 35 años, y a partir de los 35 por debajo del 54%. Si se considera el lapso hasta quedar embarazadas, la mitad de las mujeres quedan embarazadas tras un promedio de 3 meses antes de los 35 años; de los 35 a los 37 años, el promedio es de 7 meses; y a los 38 años, de 13 meses.

Diversos avances científicos, médicos y técnicos han buscado dar respuesta a este creciente número de parejas que inicia la búsqueda de la paternidad llegando a la cuarta década de vida cuando el porcentaje de mujeres infértiles ronda el 64% frente al 30% de mujeres que no logran el embarazo entre los 35 y 39 años. Adicionalmente, los embarazos después de los 40 años presentan riesgos aumentados de aborto espontáneo y complicaciones durante la gestación. Los resultados de los avances médicos, medidos en la tasa de embarazos logrados, parece demostrar que se está por el buen camino. En 2009, un 50 por ciento de las parejas que iniciaron tratamientos de fertilización asistida lograron el embarazo mientras que esa cifra era del 33 por ciento en 2007.

Los factores que inciden

- Importante un adecuado y exhaustivo estudio integral de la salud de ambos para individualizar el tratamiento y acompañar a la pareja en la toma de decisiones. La atención debe tener un foco especial en la mujer para detectar elementos anatómicos o endocrinológicos que pudieran atentar contra el éxito de los tratamientos. En este sentido, el estudio del útero por medio de un ecografía doppler color multiplanar permite diagnosticar con una alta precisión malformaciones o inconvenientes tratables con métodos quirúrgicos antes del inicio de un tratamiento de fertilización como ser útero tabicado, pólipos, miomas o adherencias de las caras del útero que comprometerán su capacidad de recibir al embrión.  

 - La ingesta de vitamina E y antioxidantes en ambos miembros de la pareja en los 60 previos al inicio de un tratamiento y la suspensión en ese mismo período de la ingesta de anticonceptivos, anteriormente utilizados para favorecer la estimulación ovárica y el nivel hormonal.
  
 - Dejar fumar ya que por cada año de   conducta fumadora se adelanta un mes la menopausia con la consecuente pérdida de calidad y cantidad de los óvulos acelerando la declinación de la capacidad reproductiva. Así una mujer que comenzó a fumar a los 20 años y decide ser madre a los 40, tendrá dos décadas de fumadora y 20 meses de anticipación respecto del momento en el que naturalmente hubiese entrado en la menopausia con lo cual su ovario tendrá una “edad” dos años mayor.  

Avances técnicos

Un avance muy destacado ha sido la posibilidad de transferir los embriones en el 5° día en el estadio de “blastocitos”. Gracias a esta modificación técnica en el proceso previo a la implantación, se logró que el 57% de las mujeres de 40 años y más (42 años en promedio) a las que se les transfirió el embrión en el 5° día lograra el embarazo frente al 22% de éxito en el caso de pacientes que recibieron la implantación en el 3° día.  



Fuente: Dr. Claudio Ruhlmann, Director Fertilidad San Isidro, Argentina.